martes, 25 de diciembre de 2012

Fósiles de nuestro tiempo

Incrustados en las capas modernas de nuestras ciudades, ahí están ante todo aquel que los quiera ver, testigos de otros tiempos tan iguales y tan diferentes a los que vivimos. Si no caen ellos antes bajo el empuje de excavadoras y piquetas, no está lejano el momento en que marche para siempre el último que pueda recordarlos mientras aún eran parte de la vida de la población.

Pero para ser un fósil antes hay que haber vivido ¿O bastaría con haber sido escenario protagonista e imprescindible de la vida de los demás, de una parte que no podría haber existido sin él?  La ilusión en las largas colas, la incomodidad de las sillas plegables de madera, las burbujas en nuestra nariz de esa Fanta de litro nunca suficientemente fría, el bocata de tortilla que se desborda por los laterales, el chasquido de las pipas... ¿no son los cimientos sobre los que se fundan nuestros esparcimientos de hoy?... El frescor de la brisa nocturna, el griterío de las incruentas peleas de karate de vuelta a casa en grupo, los primeros besos y ansiosas caricias cuando la luz se apagaba ¿no son esos escasos momentos que, pese a su lejanía, aún anudan nuestra garganta y nos dificultan la respiración al recordarlos?




Cine Bahía, Santa Pola (Alicante)


Y sin embargo ahí están: cuatro muros a los que nadie presta atención al pasar, que ni siquiera se ven. Edificio con fecha de caducidad cumplida, con sentencia de muerte firmada. Si no fuera por la crisis, un fósil menos en la ciudad siempre cambiante.

viernes, 21 de diciembre de 2012

Estrellas

Me levanto por la mañana, me he tomado el día libre, hoy va a ser un día especial, el sol despierta tímidamente, el frío ha dedicido acompañar, las nubes se colocan y todos testigos de mi plan. Es nuestro día, nuestro cumpleaños, solo dos, y durante todo este tiempo he aprendido a hacer magia, para lo imposible, para soñar y volar, para hacer lo absurdo, tocar el infinito, convertir lo inviable en tangible, y hacer locuras... hoy te he bajado las estrellas del cielo.





"Look at the stars,
 Look how they shine for you..."
 Yellow - Coldplay

domingo, 2 de diciembre de 2012

Camino del Norte

No es fácil explicar el atractivo del cicloturismo, al menos si uno quiere escaparse de los tópicos habituales como la sensación de libertad, el contacto con la naturaleza o el hacer camino a una velocidad humana, no maquinal. El cansancio, el dolor en culo y manos o la tensión que siempre aparece cuando se va haciendo tarde y aún no se tiene donde dormir, no sólo son inevitables sino la parte de la experiencia que la completa y le da realidad. No se trata de viajar en bici, sino de vivir en bici. Con todo su mundo a cuestas el viajero se enfrenta a lo que se va encontrando que no sólo puede ser bueno o malo, agradable o incómodo, sino que podría ser -y en los viajes memorables lo será- inesperado. 


La niebla gélida que le hace castañear los dientes una mañana tras varios días de sol radiante y el guiso de potro con sabor a otros tiempos que devora en una sencilla casa de comidas -y a ocho euros el menú- no son más que dos de los detalles que en su conjunto darán temperatura, luz, sabor y aroma a sus recuerdos. Y es que un bien viaje no arranca al salir, sino cuando surge la idea, y no acaba al llegar, en realidad no acaba nunca. No se recuerda la rutina sino lo nuevo, lo inesperado, y sólo se vive lo que se recuerda, lo que hizo mella. Si es cierto que la vida es camino, habrá que salir más a él.