domingo, 3 de febrero de 2013

Febrero 2013

Cualquier intento de escribir esta tarde dominguera de primeros de Febrero y no hacer referencia a lo que está pasando se me ocurre casi inmoral.
Ya no es solo el convencimiento de los misiles directos a un cierto estado solidario, que no de bienestar. Ese no lo hemos tenido nunca.
Ver que, además, durante tantos años, mientras largaban un discurso de ciudadanía y democracia, estafaban sin pudor ni vergüenza.
Llenos los bolsillos de nuestros esfuerzos.
¿Que va a pasar con esa cantidad de jóvenes a los que se les puede escapar el futuro?
¿Y esos adultos que han dejado sin la segunda oportunidad?
¿Que va a pasar con nosotros? Con todos nosotros.
Es una lucha entre clases sociales. Los pocos que poseen casi todo contra los muchos que casi no tienen nada. 
La clase media, atontada, engañada, adormilada, confía en su oportunidad. Pero es un espejismo. Desaparecerá.

Habrá que volver a las barricadas.

 Me pilla cansado para liderar. Pero si me arrastran, ahí nos encontraremos.

No son las escaleras de Serguéi Eisenstein, pero, a mi, me valen.




1 comentario:

  1. Imagino la cantidad de gentuza que habrá ahora mismo acojonada dentro de sus madrigueras viendo que el chollo se les ha acabado a muchos de ellos. Tras las elecciones no habrá el número acostumbrado de puestos para reposar o trincar, las luchas serán despiadadas y lealtades hasta ahora graníticas se resquebrajarán. El voto, usado adecuadamente y en conjunto, es un arma muy poderosa y creo que en esta ocasión la búsqueda de la honradez y de la preparación debería imponerse al partidismo o la ideología.

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